sábado, 4 de julio de 2009

La web, un mundo de potencialidad que empieza a ser controlado

Por Marcos López Beltritti

El Estado ha desarrollado diferentes formas de vigilar y controlar. Ha establecido códigos para el comportamiento social. Ha organizado grupos especiales de funcionarios dedicados a vigilar y castigar a la población. Pero la policía, los inspectores de Seguridad e Higiene, los controles fronterizos y hasta los servicios aduaneros tienen hoy un nuevo desafío, para el que no fueron diseñadas: la web.

Aunque internet existe hace años, el cambio que ha experimentado en la última década ha hecho que cambien sus posibilidades. En unas pocas horas (o con un poco de suerte, en menos de una), se efectúa la transmisión de datos equivalentes a una película entera en cualquier conexión doméstica. El control que se puede efectuar sobre el enorme volúmen de información que circula por internet es apenas parcial.

Además, lo que circula por la red no termina de estar regulado por las leyes. Los juicios parecen una demostración de la versatilidad de los magistrados para adaptar leyes pensadas para otras tecnologías más que la aplicación de normas precisas. Los países del primer mundo apenas si han comenzado a actualizar sus legislaciones. Pero todos llegan tarde, incluida Argentina.

Pero hay otro punto que complica las cosas: el mercado del trabajo. Las labores realizadas para internet pueden implicar hacer tareas que, antes, efectuaban más de una persona. Es el caso del periodismo, donde incluso algunos profesionales no defienden la especificidad de su tarea. Ayudando al empresario, que busca aprovechar las nuevas tecnologías para reducir costos de personal, poco se hará para que estos avances no lleven a desaparecer a fotógrafos e infógrafos, reducidos a tareas que ahora debe hacer quien antes escribía. También aquí falta regulación laboral específica.



El cambio tecnológico: superación y nuevas posibilidades

Pocos años antes, Napster revolucionó el mundo de la información, ofreciendo desde su servidor canciones en MP3. Sin embargo, la centralización permitió a las discográficas destruirlos legalmente. Hoy, nuevos soportes han hecho que sea más dificil perseguir con éxito a quienes intercambian música por internet. Lo mismo pasa con las películas, los videos, los libros o el software. El paso de un particular a otro es una ventaja legal para los usuarios, aunque continúa el debate sobre la violación a los derechos de autor. Sin embargo, el juego ha comenzado y la misma internet permite la circulación de todos estos elementos.

La posibilidad de trabajar on-line con todos estos soportes hacen de internet un nuevo medio de comunicación. Diferente, más inmediato y plural, como lo demuestran a diario los hechos importantes que suceden y son censurados, como el fraude en Irán.



Sin dudas, menos masivo que la radio, la televisión o, incluso, los diarios. Quienes usan internet son generalmente jóvenes, pero además el costo de una computadora frena su ingreso en una gran parte de la población. La televisión y la radio son más accesibles, tecnológica y económicamente. Además, internet implica una interacción entre el lector/oyente/"tele-vidente", que no es fácil de entender para quien recién se inicia en el mundo digital.

Poder transferir enormes cantidades de datos y de mantener una conexión ininterrumida ha hecho que internet ofrezca nuevas posibilidades. Las redes sociales (Facebook, Twitter, My Space, Orkut) permiten utilizar estas nuevas tecnologías, y forman un nuevo ámbito de sociabilización, aunque virtual. Atrás han quedado los programas de chat, como Mirc, contemporáneos a Napster, ya listos para entrar en el "museo" tecnológico.

jueves, 30 de abril de 2009

Mashup!


Esa es la palabra preferida de Julian Gallo, consultor de medios interactivos y creador del blog Mirá!, que el jueves pasado brindó una charla sobre Periodismo Digital a estudiantes de esta materia en la escuela TEA. El término suena divertido. Sin embargo, enterarse de lo que significa ( según Gallo “tomar contenidos de distintos sitios para armar algo nuevo”) no causa tanta gracia.

Se podría decir que es una versión mejorada del plagio. Porque no son palabras textuales las que se repiten, solo contenidos de otros recopilados y puestos de otra manera. Pero no es eso lo que asusta. Sí lo hace el hecho de pensar a dónde va a quedar la producción de nuevos contenidos de verdad. Es decir, salir a la calle, investigar, entrar en contacto con el mundo, que existe mas allá de la red, para después lo obtenido, si se quiere, subirlo a la web.

Pero quizás eso que se llama periodismo no importe porque total “es obsoleto”, como vaticinó el experto en Internet a un auditorio paradójicamente repleto de estudiantes de la carrera que parece estar en extinción. Y Gallo fue un poco más allá: “Todo lo que es papel se va”, dijo refiriéndose a los medios gráficos. Yo me pregunto qué pasaría si a este hombre se le llega a cortar la luz por mucho tiempo…Lo que se le iría a él es la vida…

Por suerte, algo mas simpático dijo sobre el final de la charla: “Lo único importante es relatar”. Eso es cierto, y también lo es que Internet les permitió hacerlo libremente a todo aquel que tenga ganas, lo cual es genial. Sin embargo eso no garantiza que lo que habita la red sea la verdad.

“La realidad no son los 5 ó 6 temas de sociedad, política, deportes y demás”, dijo, y con razón, Gallo. Pero tampoco la realidad es solo lo que cabe en la red, de hecho más de la mitad de la población(personas existentes y reales) no tiene acceso a la misma.

Es por eso que insisto: si el periodismo se acaba y la información se reduce a que todos escriban lo que les parece, de lo que le interesa, saquen fotos y publiquen videos, estos últimos como les salga, lo único que vamos a lograr es que en vez de tener profesionales especializados en lo que estudiaron, cada uno va a hacer un poco de todo, aunque nada bien.

Julián Gallo

Julián Gallo es periodista. Por lo tanto, su elección profesional lo orienta hacia la comunicación escrita y oral, siendo para eso para lo que está preparado


Sin embargo, él sostiene que el periodista debe inmiscuirse en otros terrenos, como la fotografía o el video, agregando así otros niveles de comunicación en el texto escrito.


Esto es, al menos, inconsistente. Las sociedad se han desarrollado a lo largo de los años a través del perfeccionamiento de las técnicas, pero sobre todo de la división del trabajo. Lo que nos divide de las sociedades "primitivas" es, justamente, la división de las tareas que realiza cada uno. Esa técnica (y sólo esa técnica) es la que permite a la sociedad avanzar materialmente.


Necesariamente, la ocupación de tareas disímiles en una sola persona no puede redundar en la mejor calidad del material. Más bien lo contrario.


Por supuesto que hay que abrazar las nuevas tecnologías. No es cuestión de caer en lo obsoleto. Pero si es importante que quienes desarrollen una tarea sean idóneos para la misma y que no sea sólo la posibilidad de hacerse con los medios técnicos la que los lleve a volcarse a tareas para las que no sólo no están preparados sino que ni siquiera es posible que puedan hacerlo con una calidad que al menos alcance lo mediocre.


Aceptar que un periodista puede hacer fotografías es no sólo renunciar a la cooperación y a la división de tareas en pos de la calidad, sino que es abdicar a las luchas y reivindicaciones laborales que nuestra profesión ha sostenido.

jueves, 23 de abril de 2009

Watergate: otra opinión

A 35 años de la renuncia de Richard Nixon
¿Podría suceder hoy el Caso Watergate?

Por Marcos López Beltritti

Los medios de comunicación ya no tienen que ver con las pequeñas localidades, con la información que le interesa al poblador de la pequeña ciudad que edita el diario. En la época de la Era Digital, de la Aldea Global, los medios masivos y que abarcan grandes extensiones políticas, económicas y sociales son los que informan a la gente.
Sin embargo, en el camino las grandes empresas han cooptado a esos pequeños medios. Así, no son grandes y mejores empresas las que han, mediante la competencia, destruido a los pequeños competidores, sino que han combinado eso con una importante dosis de prácticas monopólicas, que poco tienen que ver con la libre competencia que pregonan.
Esos grandes “pulpos” ya no son pequeños negocios familiares, empresas formadas por gente a las que le interesa lo que hace, lo que comunica y piensa. Que tenía dinero y puso un diario. En cambio, los multimedios no son más que grandes empresas que han encontrado la vía de la ganancia a través del periodismo. Pero bien podrían tener hectáreas de campo, fábricas de zapatillas o una red de electrodomésticos. Muchas veces, irónico o no, también tienen ese tipo de negocios.
Ninguna de esas empresas atentarían contra sus negocios. Ninguna de esas empresas dejaría de medir la publicación de un caso como Watergate con la bara de los ingresos, ya sea los que podrían mermar o aumentar. Esa es la lógica en la que están inmersas las decisiones editoriales hoy en día. Más aún, la actual situación económica frenaría cualquier acercamiento a una cuestión que pudiera tener las consecuencias de Watergate.
Pero también cabe preguntarse sobre la posibilidad tecnológica de descubrir un caso así. Los modernos sistemas de espionaje, que tienen más que ver con lo digital que con lo analógico, seguramente permitiría que quienes deseen obtener información como la que se podría haber sacado de las oficinas de los demócratas no tuvieran demasiada importancia frente a otras que se podrían conseguir por medios ahora disponibles.
Así, un caso como este hoy no sería posible. No sólo porque el contexto empresarial no permitiría esa publicación, sino porque
la tecnología hace innecesaria una intromisión físicamente tan evidente.

Watergate: una opinión

A 35 años de la renuncia de Richard Nixon
¿Podría suceder hoy el Caso Watergate?

Es fácil poder imaginar un nuevo caso Watergate si lo pensamos como un acto de corrupción en el que participa el gobierno, porque lamentablemente percibimos la falta de claridad en ciertos temas gubernamentes. Pero, si hablamos de “Caso Watergate” como el fenómeno periodístico que produjo la renuncia de un presidente en Estados Unidos, la situación se torna casi imposible.
En primer lugar por el nuevo concepto de periodismo, escasamente comprometido. No creo que la culpa sea específicamente de los redactores, sino de la forma en que esta organizado el poder. Se sabe que los noteros tienen editores, pero éstos a su vez están bajo el mando de otros, y así hasta llegar al director del diario que generalmente depende del dueño un multimedio. Y allí se encuentra el quid de la cuestión: hoy en día las cúpulas de las empresas de noticias están muy cercanas al poder y tienen sus propios intereses.
No se puede decir que exista una mordaza literal como en épocas dictatoriales, pero existe una mucho mas poderosa: el dinero, que juega un papel decisivo, sobretodo en época de crisis económica mundial. De esta manera, la libertad de prensa se ve coartada.
Cuando el periodismo se convirtió en un negocio, poco importó lo demás. Si no se tiene vocación, y por ende no se intenta volver a los valores fundamentales y originarios de la profesión, que se trata de perseguir y difundir la verdad, las cosas difícilmente cambien.
Las voces que se quieren alzar contra este sistema son censuradas o limitadas por los gobiernos. ¿Cuantos temas que son tapa los vemos ocupar cada vez zonas mas alejadas de las páginas centrales hasta que desaparecen? Hay varios ejemplos argentinos recientes. ¿Qué paso con la valija de Antonini?¿Ese dinero proveniente de Venezuela era para el gobierno?. ¿Y el caso de la efedrina?. Los dueños de los laboratorios tenían fondos en rojos por millones de pesos pero habían invertido otros millones en la campaña de elección de Cristina Kirchner, y encima una persona clave del caso se suicida. ¿Nadie sabe qué paso?¿A nadie le parece sospechoso ni le interesa averiguar?
Aquel periodista que sí lo sabe, se debería sentir en la obligación moral de contarlo a todo su pueblo, pues de una noticia así puede llegar a depender el futuro político de un país.
Lamentablemente, el único espacio para la libertad de publicación es el blog. Pero el grave problema es que sus creadores generalmente son personas bastante alejadas del poder que no cuentan con fuentes cercanas al mismo, por ende es incapaz de develar cuestiones del gobierno.